El pasado fin de semana leí Falcó. Con retraso, mi hija me
lo regaló en Noviembre, hasta que llegó su momento. La última de Perez Reverte
me ha dejado un regusto a los primeros Alatristes que devoraba de una sentada
un día cualquiera de las vacaciones de Navidad de los 90’s mientras mis hijos
jugaban en la alfombra y yo leía tendido en el sofá.
Es una novela corta, justa diría yo, de las que se leen en un
par de sentadas, de pocos personajes, aunque bien dibujados: el Almirante,
Paquito Araña, Lisardo Queralt –este promete-, Eva Rengel… Que repetirán en las
próximas entregas. Ambiente de retaguardia, la trastienda del conflicto bélico,
aquel en el que se mueven los hombres de negocios turbios, los políticos
camaleónicos, los tuercevelas que nunca faltan, militares salvapatrias, radicales
de opereta bolivariana ochenta años antes del concepto chavista venezolano. Me transportó
a la época con solvencia documental. Referencias las justas, ambientes
perfilados: Hotel, fiestas, calles, pisos, luces, muebles, licores, telas…
De joven leí un relato que mi padre conservaba en su
biblioteca, un libro de formato bolsillo, de papel grisáceo e impresión
irregular. Contaba una historia de paseíllos y checas, conceptos que todavía
susurraba mi abuela paterna pasados apenas 25 años del final de la guerra. No
recuerdo el título, aquel libro desapareció del montón apilado en el suelo,
estaba desencuadernado y sin tapas, pero yo acerté a leerlo antes de que se
perdiera en el olvido. No entro en la parcialidad de su autor, pero recuerdo el
ambiente tenebroso de las calles de un Madrid para mí entonces desconocido, de la FAI, de los Comunistas y de los
Republicanos de izquierdas, de los Militares salvadores de la Patria, de la
Cruzada y de los Falangistas… Crecí escuchando de soslayo la diferencia entre
Rojos y Nacionales, el Cara al Sol y otras canciones… Por instantes rememoré
aquellos paisajes de niño que me entregó aquel libro arrumbado y cercano a
desaparecer.
En Falcó, de momento, no hay tal crudeza, mejor, ni falta
que hace… Recomendable, aunque no esperen nada sobresaliente, Perez Reverte
puede hacerlo, lo ha hecho otras veces ya, mucho mejor. De todas formas Gracias Maestro. Ha sido un gran Regalo.
Monkey Man... Esto sonaba en Bonaire por Carnavales...
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