19 MONEDAS FALSAS.CRUZ DE NAVAJAS.
Cuando Paco Real llegó a Sevilla llevaba en la boca un extraño regusto a almendras amargas, como si las emociones y los sentimientos fueran capaces de proporcionar sensaciones reales. Camino de su casa decidió parar a tomar una copa en el pub en el que trabajaba su actual pareja. Sentía la necesidad física de abrazarla, de tocarla, besarla y quitarse el sabor amargo con el dulce regusto de sus labios. Luego le pediría que se fuera a la cama con él. Hoy necesitaba su calor, un poco de ternura. Hacía días que no se veían, ella últimamente parecía distante, más fría de lo que era habitual.
Dejó el coche aparcado encima de la acera, en la bocacalle de al lado. Colocó el cartel que identificaba el vehículo como propiedad de un funcionario policial y encendió un cigarrillo. Miró el reloj, era casi la hora del cierre del local. Tiró la colilla y exhaló el humo de los pulmones, sonrió para si... Igual hoy era el momento de decirle que la quería, y que quizás sería bueno irse a vivir juntos...
Una pareja salió del pub. Iban muy juntos, cogidos de la cintura. Mientras caminaban se abrazaban, se besaban, reían. Todavía estaban algo lejos para verles las caras. Absortos el uno en el otro, no miraban en dirección a Real que venía a su encuentro.
El policía pasó de largo junto a ellos, tan amartelados que ni siquiera repararon en su presencia. Paco Real sí los miró y su mundo hecho a ratos de pequeños deseos y anhelos atrasados, de relaciones fugaces y esquivas, de noches de farra y alcohol, se rompió como una cometa de papel contra el suelo. Siguió camino sin detenerse en la puerta del pub. ¿Para qué? Ni esa noche, ni otra, ni nunca con ella, acabaría en sus brazos. Y en los oídos de Real sonó el sonido cascado de las falsas monedas al caer sobre la mesa de juego...
Real se despertó con resaca. La borrachera había sido de campeonato, de las que hacen historia. Cuando llegó a casa la noche anterior bebió hasta caer inconsciente en el sillón. Sólo podía pensar en “¿quién hará mi trabajo debajo de tu falda?”. Nada más. Se levantó y apartó la botella vacía de un puntapié, entró en el cuarto de baño y vomitó hasta que sintió el estómago a punto de salírsele por la boca. La ducha fría acabó de devolverlo al país de los vivos. Salió a la terraza mientras tomaba un café negro y cargado, amargo. La vecina de enfrente que regaba los geranios con una manguera de plástico sonrió al policía como siempre que lo veía y se extrañó de que este le rechazara el saludo para encerrarse huraño dentro de la casa. Y eso que esta mañana llevaba el ajustado body de fitness que tan buenos resultados le había dado en otras ocasiones. Cada vez entendía menos a los hombres...
Decidió llamar a Pintado para ponerle al corriente de la situación. Su amigo le respondió inmediatamente, y sin dar lugar a cortesías y preliminares -ya casi había olvidado como era una conversación con su antiguo jefe, un intercambio continuo de información y preguntas- le exigió que le detallara el resultado de las entrevistas con el Arreglao y con Pepe Torres.
-Nuestro hombre es Boris Sandoval, Ginés. No tengo ninguna duda. Todo encaja. Cuando cerramos la Operación Marquesa su nombre ni salió. Era la pieza que faltaba...
-Supongo que Cienfuegos se ocupó de mantenerlo a salvo, pero de esta no pasa. Esta vez lo tenemos trincado por las pelotas... Aunque eso no cambia las cosas sería bueno que supiéramos con quien más se relaciona Sandoval.
-Ginés, eso ahora es lo de menos. De las dos pistas que me dio el Arreglao, la primera me llevó a una sociedad de inversiones radicada en Marbella. Cuando aparecí por allí me encontré con que habían desmantelado las oficinas. Luego hablé con el Comisario, resulta que es compañero de promoción, y me contó que Sandoval había desaparecido con los primeros coletazos del caso Malaya. También me dijo que nadie había tenido mucho interés en seguirle los pasos, así que andaría por algún sitio. Desde luego me confirmó que en el sumario nada de nada.
-O sea que por esa parte vía muerta.
-En efecto, pero con la segunda hemos tenido más suerte. La madre de Pepe Torres me dijo dónde encontrarlo.
-Desembucha Paco, que a ratos aburres a las ovejas.
-Calma... Me dijo que Sandoval ahora tiene su base en Galicia. En una localidad de las afueras de Coruña. En Oleiros... Me dio la dirección. Lo que me extraña es lo que hace un individuo como Sandoval en una pequeña localidad gallega...
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