Oír tu voz mientras sujeto tus manos entre las mías y siento
el roce de tu pierna reposando sobre mí.
Decirte lo que pienso, lo que quiero, lo que temo, sin miedo
a romper nada.
Dar pasos de niño en mi aproximación a ti, aprender de cada
caricia y de cada sonrisa esbozada.
Beber el último sorbo de tus labios y darte de comer
pedacitos pequeños.
Mirarte y suspirar.
Suspirar y mirarte.
Esperar un beso más en mi cara, esa que te presto con usura.
Buscar entre las luces que titilan a lo lejos el albergue de
tu cuerpo hasta la madrugada.
Son las cosas más simples las que me acercan a ti…
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