Como en la película de culto de Harold Ramis “El día de la
Marmota (Atrapado en el tiempo)”, miles de venezolanos viven su particular vivencia
a la hora de renovar sus documentos de identidad. Y como Bill Murray –el protagonista-
reviven, semana tras semana, la misma escena que el periodista revive a diario en
el pueblecito de Punxstawnwey dónde acudió a cubrir la aparición del roedor Phil…
En la Venezuela de hoy resulta prácticamente imposible
renovar la cédula (carnet de identidad) o el pasaporte. Sólo recurriendo a
terceros bien relacionados, llámese funcionario del aparato del estado,
burócrata del SAIME o del Ejército, pueden obtenerse los citados documentos al
módico precio de 500 dólares al cambio, sin que ello implique seguridad alguna
de recibirlos.
Lo que cuento no es ningún chisme, le ocurre a miles de
ciudadanos y lo he sabido de primera mano, seguro que usted, si es que vive acá
puede corroborarlo. Si alguien armado de paciencia e inocente corrección
demócrata accede a una oficina del SAIME a reclamar su carnet o solicitar la
renovación del pasaporte obtiene un lacónico. “Vuelva dentro de quince días”… Y
así en repetición de un particular día de la marmota bolivariana.
Sin embargo estas semanas Maduro publicita el "Carnet de la
Patria", un documento de identidad electrónico que regulará el acceso a
alimentos y artículos de primera necesidad adquiridos en los Comités Locales de
Abastecimiento y Producción (CLAP).
El presidente de la República hizo un llamado al
fortalecimiento de los Clap como el instrumento ideal para concretar en 2017 la
recuperación de la economía: "Hay que fortalecer los Clap y el proceso de
carnetización; debe haber puntos de inscripción para el Carnet de la Patria en
todos los estados y así derribar los muros de la guerra económica y encaminarnos
a la recuperación". Maduro además insiste en la importancia de que todo el
pueblo asista al proceso de carnetización, porque "es la única forma de medir los
alcances de la revolución" y llegar hasta donde, por ahora, les ha sido
difícil concretar los cambios.
Estamos buenos, igual hasta me tengo que hacer
revolucionario para acceder a los alimentos básicos…
Y sobre todo no sean ingenuos, detrás de todo esto, el Totalitarismo, el aparato del Estado intentando frenar la sangría de venezolanos que abandonan el país porque no les queda otra, el control a ultranza, los puentes dinamitados para que nadie detrás acceda o salga de la zona de guerra... En cualquier caso un atentado contra la libertad del individuo.
Y sobre todo no sean ingenuos, detrás de todo esto, el Totalitarismo, el aparato del Estado intentando frenar la sangría de venezolanos que abandonan el país porque no les queda otra, el control a ultranza, los puentes dinamitados para que nadie detrás acceda o salga de la zona de guerra... En cualquier caso un atentado contra la libertad del individuo.
A la vista de todo esto, Señor Zapatero, ¿sigue usted siendo optimista?
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