Han sido varios los amigos, o conocidos, que ante la invitación a compartir lo escrito en este blog me han soltado eso de: ¡No sé como tienes tiempo para esas cosas!
Alguna que otra vez el comentario me ha parecido hiriente. No obstante soy consciente se debe ser condescendiente con ese tipo de aseveraciones porque el tiempo aún en su aspecto intangible es un bien susceptible de ser gestionado con economía. La forma en que lo hagamos no deja de ser una decisión personal, sujeta a las capacidades de cada fulano.
¿Acaso me meto yo -me pregunto en esos casos- con lo que cada cual hace con el suyo? ¿Acaso objeto el propósito de los actos de mi prójimo en el desgranar de los segundos?
El tiempo sólo vale lo que vale lo que hacemos mientras transcurre. El tiempo sin propósito, sin acción, no es tiempo, es solo cosmos por el que todavía no pasó el famoso Bosón de Higgs. Por eso, mi tiempo, ahora que lo empleo en concretar ideas, tan evanescentes y livianas, como el aire que me rodea, me sobra –porque existe- y se materializa en estas letras que dedico a todos aquellos que al leerlo dirán, o lo pensarán, aquello de: No sé como tiene tiempo para estas cosas…
Tienes y te sobra el tiempo necesario para entretener, concienciar y cultivar a los que te seguimos y te leemos.
ResponderEliminarUn abracito.
Agradezco Miguel la cortesia de tu ánimo... A fin de cuentas es lo que da sentido al tiempo.
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