De entre la bruma de mis primeros recuerdos surge la imagen de un genio inconmensurable, la imagen de Mario Moreno “Cantinflas”.
Cada película suya es una pequeña, o grande, obra de arte, depende de como se mire, un retrato fiel de su país y sobre todo una exhibición de humanidad y amor por su pueblo, por encima de todo. Es admirable la defensa que hace en cada una de sus películas de la libertad y los derechos del pueblo al tiempo que critica la corrupción política.
A lo largo de estos años he tenido la oportunidad de volver a ver sus películas. Antes de que Internet pusiera a mi alcance su obra en cualquier sitio tuve la suerte de revisitar su obra en la televisión de Galicia durante la década de los noventa, y desde entonces repito ocasionalmente.
Lo cierto es que el tiempo ha dejado en segundo plano, por razones obvias, su indiscutible calidad como cómico, pero a la vez ha magnificado la calidad humana del personaje, el mismo -un pelado, figura habitual en el cine mejicano-, sólo con ligeras variaciones, en cada una de ellas.
Mi homenaje a ese genio, humano como pocos, y entrañable como ninguno… Ojalá nos surgiera en el terruño un cómico de semejante calibre que además sirviera de azote de la corruptela política.
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