NUNCA ES LO QUE PARECE… Las Sociedades.
“(…)Todo lo arrastra y pierde este incansable
Hilo sutil de arena numerosa.
No he de salvarme yo, fortuita cosa
De tiempo, que es materia deleznable.”
El Reloj de Arena
Jorge Luis Borges
Jorge Luis Borges
El restaurante lo había elegido Rubén de Haro, una sencilla casa de comidas de las de toda la vida propiedad de un cocinero de Zamora que hacía honor a las delicias de su tierra. Les había reservado un discreto salón donde a la sobremesa pudieron concentrarse en analizar el complejo entramado de empresas relacionadas con Pesquerías de Santa Cruz, sin lo cual seguir adelante sería una locura. Bermúdez había excusado su asistencia, aunque a cambio había garantizado las vacaciones de Real durante las siguientes semanas. Un regalo del Comisario Jefe a su antiguo colaborador.
La chica rumana se retiró sin ruido llevándose con ella la última bandeja con los restos de la comida, dejando tras de sí un perfume dulzón como el del campo en las tardes de verano. Pintado se quedó mirando, sin ver, las piernas largas como noche de invierno, el trasero redondo como luna de verano y el amplio escote traicionero como la sombra de un pirata. Sólo quería empezar de una vez el final de la historia.
Rubén desplegó sobre la mesa un esquema dibujado a mano sobre un papel y abrió el ordenador portátil que había traído consigo. Comprobó que la conexión a Internet estaba activa y empezó a explicar lo que había averiguado, trazando líneas sobre el diagrama y apuntando a la información de la pantalla.
Pesquerías de Santa Cruz tenía en los libros prácticamente un único cliente: Logística Tridente S.A. Esta pequeña compañía no tenía activos registrados y era propiedad de un fondo de inversión con sede en Suiza. Sin embargo la contabilidad oficial determinaba una cuenta con la pesquera de algo más de tres millones de Euros, cantidad suficiente como para justificar la actividad de la pequeña empresa en España, sin embargo excesiva para los escasos activos de los que era propietaria. Ese fondo de inversión poseía a su vez la práctica totalidad de las acciones de la Sociedad Médica del Noroeste, y esta a su vez era la propietaria de tres clínicas ubicadas en pequeñas localidades de las provincias de Coruña, Sevilla y Madrid. Todas ellas figuraban registradas bajo el epígrafe de Clínicas privadas de reposo. Todas ellas en situaciones estratégicas, con buenas comunicaciones aunque alejadas de las urbes y con la particularidad de contar con un helipuerto privado cada una de ellas.
Rubén De Haro mostró en Google Map tres áreas que había previamente localizado. Cada una de ellas contaba con terreno amplio y estaban alejadas de la capital correspondiente por una considerable distancia, con la excepción de la situada en Galicia por razones evidentes. Los terrenos implicados debían costar una fortuna. En las imágenes se distinguía perfectamente la pista de aterrizaje anexa a cada una de las clínicas.
-No sabía que el negocio médico diera para tanto. –Apuntó Pintado.
-Lo mejor está por llegar, espera –reclamó De Haro-. Un compañero de Hacienda me debía un favorcillo, así que le pedí el dossier de las clínicas. Ha sido aburridísimo, se lo han trabajado de lo lindo, en apariencia no hay nada anormal, superaría cualquier auditoría. Pagan religiosamente los impuestos, tienen un balance saneado, todo intachable… Pero cuando revisé apunte por apunte los ingresos del IVA, ahí saltó la liebre. Comprobé la relación de proveedores de las clínicas y he encontrado algo que me ha llamado mucho la atención, algo verdaderamente sorprendente.
-Dispara Rubén, nos tienes en ascuas.
El diplomático sonrió con satisfacción. Aprovechó el momento para escanciar brandy en una copa balón y calentarlo lentamente entre las manos. Parecía disfrutar de la impaciente espera de sus compañeros.
-¿Os sorprendería saber que los dos principales proveedores de la Sociedad son Lancet una empresa dedicada a la distribución de material quirúrgico y Procea una compañía farmacéutica radicada en Suiza?
-Se trata de Clínicas, ¿no? Gasas y esas cosas ¿Qué tiene eso de extraño? –Preguntó Real.
Pintado se mesó la barba con la mirada perdida en la pantalla del ordenador. De Haro bebió de la copa y chasqueó la lengua. Real los miraba sin acabar de comprender.
-Paco… Se trata de clínicas de reposo. ¿Qué demonios puede suministrar a una clínica de reposo una distribuidora de material quirúrgico? –Respondió al fin Pintado.
-Y no sólo eso. Procea se dedica en exclusiva a la fabricación de fármacos inmunosupresores. Tampoco me cuadra mucho –concluyó De Haro-. Me he quedado ahí. No he tenido tiempo de más.
-Nos falta por saber quién está detrás de ese fondo de inversión. Quién lo maneja. Para mí todo lo que nos has contado es un galimatías sin demasiado sentido.
-Tened paciencia. Estas cosas nunca salen a la primera. Será complicado, no os hagáis ilusiones, aunque haré lo que esté en mi mano. Necesito algo más de tiempo.
-De acuerdo Rubén –aceptó Pintado-. Esperaremos, pero se nos acaba el tiempo. De todas formas no estaría de más acercarse por una de esas clínicas y enterarse de lo que se cuece allí dentro. Tenemos una cerca, a apenas una hora ¿Te apuntas Paco? ...
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