Cruzaba el domingo el túnel de Guadarrama y mientras en la radio –RNE Radio 1- sonaba esta canción de los Cinco Latinos.
Mi hija Laura la tarareaba en el asiento de atrás, mientras Madrid venía a nuestro encuentro, como teletransportada en el tiempo a través de la boca del túnel, luminosa e hiriente, como una saeta.
A mi memoria vinieron recuerdos de mi niñez en el patio de la casa de Linares en que nací, cuando todos los vecinos del inmueble festejaban cualquier cosa, en una España al inicio del desarrollo. Eramos en aquel entonces el país de Seat 600 y sangría, de quinielas cerradas en sábado por la tarde, televisión en blanco y negro, con una sola cadena en los pueblos como el mío, del partido televisado del Real Madrid de baloncesto desde el Vista Alegre –canasta del rubio Brabender desde la esquina-. Un país en el que los niños jugábamos en la calle, en camiseta, a policías y ladrones y al escondite, a pedradas, o jugando a la pelota hasta que esta impactaba sin control en la puerta de algún vecino.
Y me acordé del Chencho, del Pedrín, del Manolín, y de tantos otros cuyos nombres he olvidado…
Quizás por eso España Es Diferente… Porque a pesar de las dificultades, todavía la gente es capaz –a pesar de esta puñetera crisis-, debe ser capaz, de vivir…
Y Quizás por eso no acabo de entender el sentimiento cainita instalado en nuestros dirigentes, empeñados antes en vituperar al adversario propio, que en derrotar al enemigo común: El Desencanto…
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