LLegó por casualidad, una de esas cosas que sin querer pasan. Buscando historias de Olmedo y Porcel, rastros de sus películas y chascarrillos, y allí cómo en el fondo de un cajón, perdido, una breve secuencia con una interpretación extraordinaria.
Brillante y evocador, un diamante pulido y magníficamente cortado.
Un regalo para todos. Toni Zenet, malagueño. Y afortunadamente para mí vecino de Madrid, como tantos otros que sin haber nacido aquí, acabamos sintiendo esta ciudad que acoge a tanto náufrago.
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