Alguno de los que leéis este blog conocéis también a mi amigo Vicente... Para el que no lo sepa ha servido de inspiración a algún personaje de La Certeza de Perseo.
Nadie lo diría al verlo –los arquetipos y la manía de fiarnos de las apariencias nos hacen cometer estos errores-, Vicente es un tipo fachoso y educado, un pinta con clase.
Tiene estilo -nos lo podríamos imaginar a la caída de la tarde tomando un cocktail en una terraza de cualquier localidad de la Costa Azul francesa y no desentonaría-, sensibilidad y sentido de la estética –se gana la vida en buena medida de esa guisa-, y encima cocina –sabe dar un toque excelso a las cosas más simples-.
Pero sobre todo es un tipo leal y amigo de sus amigos. Y resulta que –por eso dije lo de nadie lo diría al verlo- es un Caballero Legionario. Le tocó hacer la mili en El Aium, sede del tercer tercio Don Juan de Austria, cuando la Marcha Verde...
Me lo contó un día, a la caída de una calurosa tarde mientras nos tomábamos una cerveza a la sombra del porche de su casa en tierras manchegas, y lo hizo sin despeinarse –lleva el poco pelo que le queda rapado al cero- ni darse importancia, como si tal cosa. En eso se notan los hombres que, llegado el caso, se han batido el cobre por esta sangrante piel de toro desde hace siglos.
Vaya por delante mi admiración por el legía, y por los que como él han servido a nuestra patria con ese u otro cualquiera de los uniformes.
Y aunque no esté de moda, y aunque sea políticamente incorrecto en esta época de meapilas confieso que de no ser lo que soy me hubiera gustado ser lo que quise tiempo ha...
De paso ayer fue el día de Las Fuerzas Armadas...
PS: Teniendo en cuenta el origen del Novio de la Muerte vaya emoción que se sube al escucharla en la garganta del tercio. No me imagino como sonaría en las noches de tensa espera entre las arenas del desierto... Mi amigo Vicente sí lo sabe.
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