SINOPSIS



Esta nueva entrega de la saga protagonizada por Ginés Pintado nos introduce en una historia de venganza y corrupción. Elena Carrión –la particular Moriarty de Ginés- hace de nuevo irrupción en escena para desquitarse de su obligada salida de escena en la novela anterior.

Pintado persigue el rastro de su ex mujer desaparecida en Buenos Aires, por Argentina, Bolivia y Perú. Lo inesperado se hace presente cuando la Organización que dirige el magnate Ricardo Sanmartín le obliga a planear un atentado contra un viejo amigo y colega, ahora Ministro del Gobierno argentino.

Una trama ambientada en la Latinoamérica gobernada por las grandes fortunas en la que dos siglos después las familias patricias que protagonizaron la independencia de la metrópolis siguen ostentando el poder. Ahora no sólo ejercen el dominio político y económico, más allá de la corrupción, son los señores del tráfico de drogas y la trata de blancas, con las que se complementan los ingresos de las corporaciones familiares.

La sombra del Cisne Negro es una historia donde la maldad destila la suficiencia del poder y donde la razón no es arma bastante para limitar el daño que aquella produce. Una historia en la que el amor ha dejado su sitio a la soledad permanente del héroe.


martes, 25 de diciembre de 2012

ALGUNOS INFAUSTOS PROTAGONISTAS DEL 2012


Me toca estos días dar repaso a algunos de quienes han sido los -mis- protagonistas del año que se nos va, mi pena es que no lo hago como quien mira atrás con el corazón aliviado después de dejar atrás los peligros, sino como quien corre perseguido por los fantasmas de un pasado tenebroso.
Ocupa un lugar destacado, y por eso lo sitúo en primer lugar, un personajillo aparecido tras la tramoya delirante del populismo argentino, naturalmente me refiero a Axel Kicillof, el viceministro argentino de economía -Secretario de Política Económica y Planificación del Desarrollo, del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas- y alma de la Cámpora. Protagonista indiscutible del robo de YPF, no estaría de más que algún dios clemente le otorgara un mínimo de dignidad y bonhomía de la que carece. Seguramente recogería el premio acompañado de Cristina FK y Julio De Vido. Cuidarse de aproximaciones por la espalda. Por cierto la YPF nacionalizada continua “rien de rien”. Sin levantar cabeza… Será que la culpa a fin de cuentas no era de los españoles.
El próximo sería mi denostado Artur Más… Hoy le señalo con otro elemento de cuidado, Oriol Pujol. No creo que haga falta indicar las razones por las que ambos individuos aparecen en esta lista. Esta mañana el President me dio una razón más, pequeñita, pero razón a fin de cuentas, a tenor de sus declaraciones al preguntarle por el discurso de Navidad de Don Juan Carlos. Aparentemente estaba demasiado ocupado para atender la alocución del Jefe del Estado español… De estos también me cuidaré de aproximaciones por la espalda, aunque quizás con un enfoque más europeísta y global. A pesar de todos ellos he bebido cava catalán –de Villafranca del Penedés- y comido embutidos de Olot y Vich –tan buenos y apetecibles como otros genuinos de algunos pueblos de la sierra de Huelva-. No tengo perdón…
Y para no cansar con estos apuntes de Opinión incluyo en último lugar de esta lista, aunque me he dejado bastantes en el tintero, al Vicepresidente andaluz Diego Valderas, al que le concedo una meritoria mención por no enterarse todavía del desastre en el que estamos metidos. Este fin de semana he visitado a mi familia en Andalucía y he podido comprobar con mis ojos y lágrimas el erial en que han convertido mi bendita tierra. A este tampoco le pongo la espalda a tiro… De Griñán ni hablo, mucho menos de Rubalcaba.
No mencionaré a los n políticos corruptos y desahogados, ladrones y salteadores de caminos, inútiles y patanes, incultos y vagos, cualquier epíteto que les cuadre, porque seguro que me dejo alguno sin mencionar y porque también confío en que sus colegas de profesión, políticos como ellos, hagan su trabajo y acaben con el imperio de la corrupción contra el que clamo.  A fin de cuentas es la obligación de unos y otros.
Y mis mejores deseos, a pesar de todo para Don Mariano. Casi ningún comentario de la calle le favorece. Y es seguro que algo más puede hacer. Pero es que nos lo han puesto muy difícil. No soy de los desilusionados por las medidas, ajustes y recortes, soy de los que creo que son necesarios, pero también que es preciso que actúe para evitar el desmembramiento de España, la vulneración de la Constitución –asumiendo que son las reglas que nos hemos dado para convivir, y si no que proponga las revisiones necesarias- y el deterioro de la condición económica de los menos favorecidos, hacia los que el Estado tiene obligación de proteger…
Observará el público lector que no he mencionado a ninguna rutilante estrella del famoseo, ni empresarios de la noche, ni entrenadores de equipos de futbol, ni a empresarios chinos, tampoco de otras nacionalidades, ni a Cristo que lo fundó. Sin embargo todos ellos ocupan su sitio de privilegio en mi imaginario personal.     

miércoles, 19 de diciembre de 2012

LAS CAUSAS PERDIDAS. ZENET

Hoy me conformo con la música y la letra de Zenet... De nuevo.
Me quedan dos telediarios para hacer de nuevo las maletas... Es lo que tiene la vida del nadador solitario. De Piscina en Piscina...


domingo, 16 de diciembre de 2012

LA LEYENDA DE LOS SENTIMIENTOS. BENEDETTI.


Por cortesía de mi amigo Javier Fuentes...

Cuenta una leyenda, que una vez se reunieron todos los sentimientos de la tierra. Cuando el ABURRIMIENTO había bostezado ya por tercera vez, la LOCURA, como siempre tan loca, les propuso:

- ¿Por qué no jugamos al escondite?
La INTRIGA levantó la ceja intrigada y sin poder contenerse, la CURIOSIDAD preguntó:
- ¿Al escondite? ¿Y como es eso?
- Es un juego –explico la LOCURA- en el que yo me cubro la cara y empiezo a contar desde uno hasta un millón, mientras los demás se esconden. Cuando haya terminado de contar, el primero a quien encuentre ocupará mi lugar para seguir el juego.
El ENTUSIASMO bailó, secundado por la EUFORIA. Y la ALEGRÍA dio tantos saltos que terminó por convencer no sólo a la DUDA, sino también a la APATÍA, a la que nunca le interesa nada.
Pero no todos quisieron participar. La VERDAD prefirió no esconderse ¿Para qué? Si al final siempre la acaban descubriendo. La SOBERBIA opinó que era un juego muy tonto (en el fondo lo que le molestaba era que la idea no había sido suya), mientras que la COBARDÍA prefirió no arriesgarse.
La primera en esconderse fue la PEREZA, que como siempre, se dejó caer tras la primera piedra del camino. La ENVIDIA, se escondió tras la sombra del TRIUNFO, que con esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto.
La GENEROSIDAD, casi no alcanzaba esconderse, pues cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para algunos de sus amigos: ¿un lago de aguas cristalinas? Ideal para la BELLEZA, ¿la grieta de un árbol? Prefecto para la TIMIDEZ, ¿el vuelo de una mariposa? Lo mejor para la VOLUPTUOSIDAD, ¿una ráfaga de viendo? Magnífico para la LIBERTAD… pero finalmente se escondió en un rayo de sol.
El EGOÍSMO en cambio, encontró un sitio muy bueno pero desde el principio, ventilado, cómodo, pero sólo para él. La MENTIRA se escondió en el fondo de los océanos (¡mentira! En realidad se escondió detrás del Arco Iris) y la PASIÓN y el DESEO, en el fondo de un volcán. El OLVIDO, no recuerdo donde se escondió.
Cuando la LOCURA contaba 999.999, el AMOR aún no había encontrado sitio para esconderse porque todo estaba ocupado. Pero entonces vio un rosal y enternecido, decidió esconderse entre sus flores.
- ¡… Y un millón! Contó la LOCURA y por fin se puso a buscar.
La primera en aparecer fue la PEREZA, apenas a tres pasos, debajo de una piedra. Luego sintió vibrar a la PASIÓN y al DESEO en el volcán. En un descuido, encontró a la ENVIDIA y a partir de ella pudo deducir donde estaba el TRIUNFO. Al EGOÍSMO no tuvo ni que buscarlo, el solo salió disparado de su escondite, que había resultado ser un nido de serpientes.
De tanto caminar, sintió sed y al acercarse al lago descubrió a la BELLEZA. Con la DUDA resultó aún más fácil, porque estaba sentada en una cerca sin decidir aún en que lado esconderse. 
Así los fue encontrando a todos: al TALENTO entre la hierba fresca, a la ANGUSTIA en una cueva oscura, a la MENTIRA detrás de Arco Iris (¡mentira! estaba en el fondo de los océanos) y hasta al OLVIDO, que ya se había olvidado que también jugaba.
Tan sólo el AMOR no aparecía por ningún sitio. La LOCURA buscó detrás de cada árbol del planeta, bajo por todos los arroyos y subió todos los montes. Y cuando estaba a punto de darse por vencida, vio el rosal. Tomó una vara y se puso a remover las ramas, cuando de pronto se escuchó un grito de dolor: las espinas habían herido al AMOR en los ojos.
La LOCURA no sabía qué hacer para disculparse. Lloró, rogó, imploró, pidió perdón e incluso se ofreció a ser su lazarillo.
Desde entonces, desde que por primera vez se jugó al escondite en la Tierra, el AMOR es ciego, y la LOCURA siempre lo acompaña.

- Uno, dos, tres, cuatro,… empezó la LOCURA a contar.

Mario Benedetti.

jueves, 13 de diciembre de 2012

FUMATA BLANCA

Por fin vio la luz la novela en su formato definitivo y publicado.
Como en el caso de La Certeza hubo de hacerlo bajo los auspicios directos del padre, sin mayor padrino que el cariño que de hoy en adelante le tengan los lectores que osen acercársele. Ojalá seas uno de ellos, para eso se escribió...
La podéis encontrar en Librerías digitales y en la red de Bubok. La página en la que pedir: La Sombra del Cisne Negro

miércoles, 12 de diciembre de 2012

EL OCASO, TRAS EL HORIZONTE DEL MAR CARIBE.


Pintado volvió críptico de su viaje a Margarita. Le noté cansado, pero con un extraño brillo en los ojos.
Ya saben que es poco locuaz hasta la segunda copa, después se anima, como si le abrieran una puerta a las ganas contenidas y entonces todo en él es un deslizar cuesta abajo.
Le invité, como casi siempre, y como casi siempre aceptó. Entramos en el tugurio, una churuata –especie de cabaña típica, de tejado cónico y empinado, cubierto de maderas y hojas de palma- vacía de gente a esa hora. Nos sentamos pegados a la barra, las mesas que poblaban el local no eran demasiado acogedoras, salvo para las chinches que seguramente poblaban las fibras de moriche con que estaban tejidos los asientos.
Pedimos cerveza, con todo el disgusto de Pintado, porque el whisky que dan por estos lares no es precisamente el que él prefiere. A la tercera solera verde su lengua se desató apenas contenida por la expresión de sus ojos. Había distancia y ternura en ellos.
La había encontrado después de semanas de búsqueda. A la chica de Londres. Aquella angelical víbora de casi uno ochenta, la misma de piel color canela y labios de caramelo, la de ojos negros, almendrados y profundos. El reencuentro había sido intenso -me confesó-, como el choque con un iceberg en la noche helada del ártico, como el rayo certero en la profundidad de la selva. Me lo imaginé –él no llegó a decirme nada en concreto- desbrozando los brazos de ella, apartando cada oscuro rincón y entrando en cada uno de los secretos que guardaba su perfume. Me miró y vi en sus ojos que se había perdido entre mares de sudor y ansia, en un profundo abismo de seda y miel. La sal todavía perlaba entre su barba y las manos, como sarmientos, todavía atesoraban calor y humedad, la que seguramente había bebido en sus muslos, o recogido en el regazo esquivo de aquella hembra hostil.
Al cuarto silencio suspiró y de nuevo sus ojos se oscurecieron, como el cielo del trópico tras la tormenta, a la caída de la tarde cuando el ocaso se pierde tras el horizonte más allá del mar Caribe…

sábado, 1 de diciembre de 2012

DE FIESTA EN LECHERIA


Pintado se marchó al día siguiente, una mujer vino a buscarlo. Me la presentó a volapié y apenas si me quedé con sus ojos, negros y a pesar de ello profundos, y con las pocas palabras de ella, amables y corteses. Se llamaba Juana. Me miró con cuidado y breve, como quien sabe que nunca más coincidiremos. Durante los pocos minutos que los acompañé entendí que salían para Margarita y que una motora los esperaba en el embarcadero de la marina junto al hotel. Pintado acarreaba una bolsa de viaje que parecía semivacía, pero en la cinturilla del pantalón le noté el volumen pesado y rígido de un arma. Ella se despidió con un hasta luego y él me miró en silencio. Luego dejaron el lobby del hotel en dirección a los canales. La espalda de Pintado parecía un muro infranqueable a los sentimientos que llevaba el viento… Esa fue la sensación que tuve. Como un portazo en la noche y luego nada, el silencio y la nada.
Pasé la semana trabajando. Sin noticias de mi amigo.
El sábado me invitaron a una fiesta. Como el año pasado, pero entones no estaba con ánimo. Acepté.
Llegué con media hora de margen, para no quedar solo, a merced de las miradas de unos y otros. A pesar de ello fui de los primeros y me tocó esperar en una esquina intentando ser lo mas invisible posible.
Me vestí formal, el traje estaba arrugado tras el viaje, pero es lo bueno de los trajes de lino puedes parecer una pasa y estar a la última. Sólo me faltaba el sombrero panamá, pero no habría sido correcto. Pedí una cerveza, costó trabajo, en esta parte del mundo sólo se bebe whisky diluido al cinco por ciento en estos eventos. La conseguí tras deslizar un billetico de diez bolos a la mesera que atendía mi zona. Gracias a eso tuve barra libre toda la noche sin tener que levantar la mirada.
Los invitados llenaron el salón en un lento goteo que duró más de una hora. Afortunadamente para mí no era el único “soltero” de la velada, y afortunadamente también las mujeres “solteras” no renuncian aquí a las invitaciones. Aunque primero me senté en una aburrida mesa de extranjeros en tierra extraña, al poco había derivado a una mesa en la que me sentí como un niño en una tienda de golosinas…
El recinto estaba engalanado como el hall de entrada de Ikea. El “arquitecto” palabra con la que aquí se confunde al decorador tenía un gusto retro naif que lo había llevado a conjuntar metacrilato, blanco y negro y porespan de baja densidad con arreglos florales exóticos. Uno de ellos calló sobre la mesa que adornaba en el centro y echó por tierra el trabajo de una peluquera que había imitado sobre la testuz de una dama un remedo de la torre inclinada de Pisa –a pesar del crimen la joven era guapa como noche de luna llena-.
Decidí ni dejarme llevar por el aire hortera de la sala, porque todo lo demás era bello. Sobre todo ellas…
A diferencia de otras veces cumplí con la promesa que me había hecho aquella tarde antes de cruzar la puerta: permanecer lo más tranquilo posible, admirar el espectáculo, disfrutar de la comida y de la música y en caso de extrema necesidad bailar un par de piezas para socializar. Cumplí con casi todo, con algunas excepciones: fue imposible disfrutar de la comida –en esta tierra tan pronto la música comienza la gente se levanta y abandona la mesa para bailar, saltar o reír de pie- a pesar de que tenía buena pinta –las hallacas típicas de esta época me hacían la boca agua, envueltas en hoja de plátano, brillantes y apetitosas-; la música estaba tan alta que era imposible conversar o entender lo que se decía; y algunas féminas se empeñaron en ver bailar al español, aunque yo no ofrecí mayor resistencia. Sólo cumplí el propósito de disfrutar de la bebida, sobradamente.
Gaitas –música típica, no confundir con el instrumento de nuestras tierras norteñas-, salsa y merengue aderezaron la velada. No hubo manera de bailar bolero. Una pena porque algún vestido prometía tener un buen comportamiento en aquellos menesteres. No quedé mal, aunque me he prometido no volver a bailar con quien no sea capaz de llevarme. Solo así soy capaz de moverme sin parecer un tocón de árbol. Segundo propósito intentar no claudicar cuando la mujer con la que bailas te saca una cuarta larga –me pasó con tres de las candidatas a mises-. Aunque esto último, creo que va a ser muy difícil… Mejor no pensar en las fotos que a buen seguro andarán circulando por ahí... Ojos que no ven...
Hice mutis por el foro tras seis horas de fiestorro… Eché de menos a Pintado, él también habría disfrutado…