SINOPSIS



Esta nueva entrega de la saga protagonizada por Ginés Pintado nos introduce en una historia de venganza y corrupción. Elena Carrión –la particular Moriarty de Ginés- hace de nuevo irrupción en escena para desquitarse de su obligada salida de escena en la novela anterior.

Pintado persigue el rastro de su ex mujer desaparecida en Buenos Aires, por Argentina, Bolivia y Perú. Lo inesperado se hace presente cuando la Organización que dirige el magnate Ricardo Sanmartín le obliga a planear un atentado contra un viejo amigo y colega, ahora Ministro del Gobierno argentino.

Una trama ambientada en la Latinoamérica gobernada por las grandes fortunas en la que dos siglos después las familias patricias que protagonizaron la independencia de la metrópolis siguen ostentando el poder. Ahora no sólo ejercen el dominio político y económico, más allá de la corrupción, son los señores del tráfico de drogas y la trata de blancas, con las que se complementan los ingresos de las corporaciones familiares.

La sombra del Cisne Negro es una historia donde la maldad destila la suficiencia del poder y donde la razón no es arma bastante para limitar el daño que aquella produce. Una historia en la que el amor ha dejado su sitio a la soledad permanente del héroe.


domingo, 27 de enero de 2013

PUERTO PIRITU

Puerto Piritu es una pequeña joyita en el Oriente Venezolano. Un enclave en las costas de ningún sitio fundado en 1513. Apenas alguna choza donde vivían los pescadores que echaban sus redes en la laguna. Luego la llegada de los misioneros franciscanos en el siglo XVII y poco más. Un puerto por el que mandar y recibir mercancías entre la Isla de Margarita y las poblaciones del Llano, hacia el sur, a fines del siglo XIX.
Una playa abierta de aguas marrones y un horizonte que se pierde cuando la línea de agua se une con el cielo. Calles estrechas y largas, fachadas coloniales sencillas, de vivos colores y adornos a la andaluza, portones amplios de madera y rejas en las ventanas. Palmeras y cielo.
Dejar de lado la parte moderna y centrarse en el antiguo núcleo urbano cerca de Plaza Bolívar y la Laguna y quizás una escapada a Las Isletas. Llevar protector solar y gorra, apenas hay donde guarecerse del sol que cae a plomo desde las siete de la mañana a cinco de la tarde…
No es un destino turístico, si acaso un lugar en el que desaparecer…

PLATOON... CRISTINA FK EN VIETNAM.

La Presidenta al ingresar a uno de los túneles utilizados por el Viet Cong en la guerra contra Estados Unidos.  Foto: AFP
No es una película, no se trata de la intervención estelar de Doña CFK en una secuela de Los Mercenarios.
Real como la vida misma, la esperpéntica presidenta argentina continúa haciendo de las suyas a cada visita que gira fuera de las fronteras. Esto me hace reflexionar sobre quién y cómo conduce la imagen de la mandataria.
La imagen ha sido extraída del diario argentino La Nación.
Algunas de las perlas de la señora que ataviada como los guerrilleros del Viet Cong se animó a entrar en los túneles utilizados contra franceses y norteamericanos por el Ejército de Vietnam del Norte y la guerrilla liderada por Ho Chi Minh, a quien la Presidenta comparó con José de San Martín.
"Es el padre de la Patria, el San Martín de Vietnam", afirmó la Presidenta, en alusión al líder de la resistencia vietnamita, Ho Chi Minh.
"Estando ahí me lo imaginaba a Chacho Peñaloza, que vivía una verdadera choza que yo visité, o Manuel Belgrano ordenando quemar todo en el éxodo jujeño para combatir al enemigo".
"De esta manera, se construyen las patrias y las historias de una Nación".
"Me sorprendió la imaginación en las trampas, los engaños a los soldados estadounidenses, todo lo que vi fue lisa, decidida y llanamente amor a la patria por sobre todas las cosas. Y también amor a la paz, porque nadie que ame su patria ama la guerra y solamente en la paz se puede crecer".
Como siempre para no perderse las salidas de la Dama. Divertidas. Mucho.

LA REALIDAD AUMENTADA. ALCALDES CORRUPTOS, MAFIAS RUSAS, POLITICOS SECESIONISTAS, DUQUES EMPALMAOS E HIJOS DE FAMOSOS… SPAIN IS DIFERENT.

Si será diferente que se pueden combinar los adjetivos con los sustantivos en cualquier orden y el título sigue teniendo sentido. Vean.
Estos días mi atención está dispersa en el guirigay del nacimiento de Milan, ya saben el recién nacido vástago de Shakira y Piqué, la efervescencia secesionista del coñemadre Más, los vaivenes divorcistas con Durán, los emails del socio de Urdángarín y del propio duque -el que me he enterado se auto titulaba EmPalmado en alguna firma a pie de carta-. Asuntos todos ellos que me traen por la calle de la amargura.
Rajoy me anda cerca, es posible que quedemos para comentar asuntos de interés, aunque de momento, no me ha llamado. No entiendo por qué prefiere perder el tiempo en entrevistas con gente como Correa o Cristina FK, son menos interesantes que yo, y de entrada que tenga por seguro que lo joderán…
Reconozco que cuando menos mis comentarios anteriores suenan extravagantes pero es lo que hay. Ya me gustaría verlos en mi situación…
Leo que mi amigo Rubalcaba pide un Gran Pacto Político y social ante la tragedia del desempleo… A buenas horas mangas verdes. Ya podría haber pedido lo propio hace cinco años, el pacto y la salida fulminante de Zapatero.
Un tema que me pone es la ¿desarticulada? red de la mafia rusa en LLoret de Mar. Como ocurra lo mismo que con la china de hace un par de meses vamos aviados… Un exalcalde aparece implicado, un tal Crespo –nada que ver con el de Zalamea, supongo-. El fulano recibía sobres cada tres meses y como si nada. Como si lo normal en los alcaldes de nuestros pueblos y ciudades fuera que cuando acceden al cargo medraran de forma inexplicable en lugar de dedicarse honestamente a la función pública –que es lo que supongo hace la mayoría ¿o no?-.
Si soy capaz de combinar todo lo anterior de forma creíble me sale una novela cojonuda para Pintado. Se lo dije. Me respondió: ¿Pa qué? Si nadie te la va a comprar… Pues por quedarme a gusto –le dije-. Para quedarme a gusto…

domingo, 20 de enero de 2013

LA MUJER DEL VESTIDO VERDE LIMA


Ayer Pintado dio de nuevo la cara. No lo hacía de vuelta porque semanas atrás había tomado un avión sin decir esta boca es mía. Algo le preocupaba, he aprendido a verlo en sus ojos, en la forma con la que frunce los labios al hablar, en la mirada ausente cuando escucha, en las venas que se le marcan en el dorso de la mano. Cientos de detalles de esos que trascienden los segundos de la normalidad.
Acabamos en la barra del único bar del hotel. Sobre un par de taburetes que quizás fueron construidos para aposentar el corpachón de la oligarquía del lugar, pero que ahora acogen a la clase media popular que fabrica el régimen de Caracas. Mientras bebía mi cerveza Pintado desgranaba los segundos en silencio, sin querer abrirse a la intimidad del momento. Las luces sobre nosotros definían con crueldad cada arruga de su rostro, la cicatriz junto a la mejilla, los muñones de sus dedos, la barba cana a medio cortar, descuidada en la frontera con los pómulos. Supongo que mi cara no parecía mejor.
Miré alrededor, media entrada: alguna pareja aposentada, alguna otra en proceso de consolidación, alguna para la disolución inmediata. Una mujer de mi quinta, sola, mirando a ninguna parte mientras miraba a todos sitios, guapa a pesar de todo, atractiva por encima de todo, desilusionada de nada, deseosa de nada quizás. Ella no se tomó la molestia de parar en mí ni un segundo, toda su atención era para Pintado, como siempre.
Cuando se arrancó lo hizo de súbito, soltando dato tras dato, como me tiene acostumbrado. Esperé unos segundos hasta que toda esa información dibujó una historia en mi mente. No fue difícil, era la de siempre.
Otra vez, de entre todos los finales posibles, había elegido el trágico, ese en que la ilusión se cae entre la grieta, se pierde en la oscuridad, en el que se escapa entre los dedos y deja un regusto amargo.  Siempre el mismo. Pintado es de esos que de cada diez veces que juegan, pierden diez, sin remisión.
No dije nada, para qué. Ya lo escribiré en la próxima, relataré con pelos y señales todo eso que me cuenta y que me anuda un trago a la garganta. Al acabar se perdió de nuevo entre la niebla de sus pensamientos.
Ella, la de antes, se levantó del taburete, al hacerlo sus piernas quedaron al descubierto, largas, largas, su piel morena destacaba con el verde lima del vestido de cocktail que llevaba. Sus labios, embadurnados de rouge y brillantes como el coral dibujaron una mueca que probablemente sólo Pintado entendió, yo juraría que le dijo algo así como ¿te decides, sí o no, antipático?. Pasó por nuestro lado levantando un enervante aroma a veneno. Pintado la siguió y yo, mientras, me quedé anclado al taburete, escuchando atentamente como en el aire se diluían las notas de un bolero.

OLE SWING. PARA DISFRUTAR.



Recién aterrizados en este universo en Sombras...
Como una puesta de sol.
Como el mar en calma a la caida de la tarde, mirando dónde el horizonte se desdibuja.

sábado, 19 de enero de 2013

REALIDAD ABYECTA


Las noticias apuntan a que Bárcenas pasa a engrosar el Club de Los Manos Largas por méritos propios.
No estoy para largos discursos, pero las cosas claras. Mariano, Don Mariano, debe Usted ser contundente y certero, tiempo ha quedaron los momentos para andar con contemplaciones. Cada cual debe asumir su responsabilidad, y la del Presidente del Partido Popular -Usted- es tomar acción de forma inmediata y expeditiva. Identificar quienes no han estado a la altura y expulsarlos del partido y de la vida pública. Sacarlos a Gorrazos del país. Ya no es tiempo de discursos ni declaraciones. Es tiempo de Actuar, simple y llanamente.
Son demasiados los que andan en juzgados dirimiendo el uso y disfrute de los fondos públicos. Yo llevo pagando religiosamente mis impuestos desde que inicié mi andadura profesional, veintisiete años ya declarando a Hacienda y liquidando puntualmente mis compromisos con el fisco. Por eso puedo exigir. No quiero permitir que nadie que haya malversado fondos pise el mismo suelo que yo ni los míos.
Nunca he tenido responsabilidades públicas, pero sí en el ejercicio de mi actividad profesional con la Compañía en la que trabajo y con distintos socios con los que he colaborado, y la limpieza de trayectoria es fundamental para seguir adelante.
Aquellos que como yo no tenemos nada más que el resultado de nuestro sudor no podemos permitirnos convivir con gentuza de la calaña que infecta a España. Es una cuestión de supervivencia de la especie.
Bárcenas –Urdangarín, llegado el caso, cualquier politicastro, lameculos, calientasillonesdesesiones, todos esos que pululan por ahí-, si os han pillado con el carrito del helado ¿no sería preferible reconocer públicamente los errores –algunos de ellos son delitos- y no profundizar en la ignominia con la mentira pertinaz?.
Podríais hacernos el favor, a todos, de reconocer la situación, así al menos devolveríais algo de lo que habéis guindado a unos y a otros, así quizás vuestra vejez no sería tan abyecta y vuestros descendientes no tendrían que sonrojarse ante la sola mención de vuestros nombres…  

Ya saben: A nadie le importa si la gente vive o muere. Pero No.

ZENET. LA MENOR EXPLICACION.



Zenet ha publicado su nuevo trabajo… La Menor Explicación. Fue el mejor regalo de estas navidades. Mis hijos me sorprendieron esta vez...
Este blog no tiene nada que ver con la música, aunque se apoya en ella para fijar imágenes y sensaciones. No obstante ya habrán advertido los lectores mi admiración por este malagueño.
De entrada me gustó un poco menos que los dos trabajos anteriores, pero conforme más escucho las nuevas canciones más me gusta... Creo que está a la altura y por eso mis más sinceras felicitaciones. Si nadie me dice lo contrario seguiré posteándolo junto con mis comentarios, al fin de cuentas a Pintado también le gusta, me dice que Zenet pareciera haber estado a su lado en algunos de los momentos interesantes de la vida…
Ya saben… La menor explicación.

LA JODIDA GLOBALIZACION



Lo peor que tiene la globalización es que uno no puede dejar de ver la camiseta de Messi en cualquier lugar del planeta, ni siquiera en aquellos más alejados de la mano de Dios.
No entiendo la razón por qué nadie recomendó a los diseñadores de planes de marketing limitar los daños reduciendo el colectivo portador a aquellos con una talla más o menos similar al portento futbolístico argentino. El resultado final es que te puedes encontrar a un cimarrón de dos metros vistiendo la dichosa camiseta del Barca, algo así como si Torrebruno -¿se acuerdan de nuestro querido Torrebruno?- llevara con orgullo de campeón la camiseta de Gasol, o como si pongamos la señora gorda que hace de esposa insoportable en esos infumables sketches –ya desaparecidos- que producía el ínclito Jose Luis Moreno llevara uno de esos apretados vestidos que ciñe el cuerpo de Beyoncé, Jennifer López o, por estar a la última, la estupenda Sofía Vergara.
Pues eso, esta mañana, mientras desayunaba al cálido sol de la mañana caribeña, entre datileras, chaguaramos y mangos – lo cito mayormente por dar envidia al lector congelado por los fríos europeos-, en la esquina más alejada del salón auxiliar que habilitan cada fin de semana para los desayunos masivos apareció un garañón de doscientos kilos en canal vestido de azul y grana. Su estampa masiva ocultó parte de la luz del astro rey, tal era su volumen. Miré a un lado y al otro, y no es que el elemento desentonara, el resto del personal vestía, como él, indumentarias deportivas relacionadas con beisbol, baloncesto y futbol, pero los demás parecían los enanitos de Blancanieves a su lado. A este, al Messi gigantesco y pantagruélico lo acompañaba una figura grácil y esbelta, casi femenina, con gafas de sol que ocultaban sus ojos, los pómulos y casi rozaban los labios, desproporcionadas, con el tupé arracimado en una cresta agresiva y oleosa . De su cuello colgaba una pesada cadena de oro, gruesa como un dedo de estibador portuario. Llevaba una camiseta blanca, también de jugador de futbol famoso. Adivinen. Correcto… Cristiano… Iban juntos, en otros cuerpos, en otra vida, pero al fin emparejados…
Seguí desayunando y mientras lo hacía no pude dejar de pensar en la jodida globalización…

domingo, 13 de enero de 2013

DOMINGO EN EL MAREMARE


La resaca de la noche del viernes me ha perseguido pertinaz hasta esta mañana de domingo. Por primera vez en semanas creo que he conseguido levantarme con la mente descansada, lo suficiente para dejar de lado estos días frenéticos hasta la extenuación.
Estoy sentado en el lobby de este hotel de playa que con más pena que gloria acoge a más de quinientas personas cada fin de semana. Todo a mi alrededor tiene un aire decadente en versión Caribe: suelos de barro esmaltado, paredes de gotelé crema en las que los miles de insectos que vuelan en su templada atmósfera han desarrollado su particular metrópoli, muebles de mimbre deshilachado con tapicerías de colores antaño alegres y hoy chillones y desvaídos por la luz solar, ventiladores de grandes aspas que chirrían al girar lentos y exhaustos, plantas tropicales en edad de jubilación –las plantas también lloran-, y cientos de alegres venezolanos por todas partes, ajenos por pocos días al devenir dramático del país.
Son ellos los venezolanos, las familias numerosas con tres o cuatro niños, magros, chillones, morenos, alegres, que corretean entre mamas no tan magras, enfundadas algunas en pareos imposibles, otras desinhibidas del playtex y cristo que lo fundó, encaramadas  algunas  en tacos de quince centímetros y en otras sobre cholitas planas a pesar de lo cual caminan con elegancia imposible de princesa Arauca, que tienen papás de barriga cervecera desarrollada en el juego de beisbol, con gorras de colores imposibles y franelas –camisetas- de talla XXL. Son ellos los venezolanos, repito, lo que hace auténtico y entrañable este rincón del planeta, a pesar de los pesare que vienen arrastrando de forma inmisericorde en los últimos casi cincuenta años.
Pintado no me acompaña esta vez. Está de viaje, Dios sabe dónde, probablemente en la persecución de la Quimera que sigue buscando con la misma insistencia con que esta gente que me rodea busca la felicidad del paraíso perdido, sin saber lo simple, que el paraíso se perdió, no sé muy bien si en el tiempo o en el espacio.
Echo de menos la cocina española. Aquí la carta es un poco limitada, pasta, carne y ensaladas, a veces pescado, poco más. No está mal, pero admito que comer solo y de restaurante más de dos semanas seguidas es un poco monótono. Habrá que esperar hasta que consiga alojamiento definitivo… De aquí a un par de semanas.
Ha pasado a mi lado una morocha preciosa de aspecto felino. No sé de qué color son sus ojos –lleva unas gafas enormes que le ocultan la cara, ni si su expresión es de inteligencia o no, pero si están a juego con el resto del chasis la cosa sería de campeonato. Intento la arrancada, paro, tras ella llega un garañón de metro noventa y casi doscientos kilos en canal, tipo guardapuerta albanokosovar pero en negrito. Ella, que se da cuenta, se ríe y continúa su marcha por la galería, levantando a su paso sillones de mimbre…
Empiezan a pasar más morochas, más altas y bajas que la primera, más orondas y más flacas, también, pero todas morenas y con grandes gafas. La mayoría con tacos de un palmo, y ropa apretada como el vendaje de una momia –qué comparación-. Miro a la entrada donde se arremolina el personal… Tras ellos entran muchachos y muchachas vestidos de negro –la ropa sin mucha plancha y lavadora, la verdad-… Son una orquesta de jóvenes. En unos minutos comienza el concierto dominical. Visto lo visto me aficionaré a la música. 
Me voy a comer. Hoy toca L'Ancora.  

DE VUELTA. CENTAUROS.


Han tenido que pasar trece días del inicio del año para que, finalmente, las musas –aún cuando estas estén vestidas como para bajar a la piscina de aquí a un rato- hayan decidido establecerse junto a mí, en esta habitación de hotel de playa que me ha tocado en suerte.
Viajé desde España hace algo más de una semana, y desde entonces me he instalado, de nuevo, en estas tierras que baña el Caribe.
Días antes de partir, un Amigo –de esos pocos con A mayúscula-, Juan Antonio Monterroso, me regaló un libro. Uno que yo probablemente nunca hubiera comprado: Centauros de Alberto Vázquez-Figueroa. Este ejemplar, sin embargo, tiene algo único: las breves letras de mi amigo Juan Antonio deseándome una feliz andadura por estas tierras. La reseña comienza con algo que ambos entendemos, “en recuerdo de aquellos días en que éramos Centauros”…
Las andanzas noveladas de Alonso de Ojeda no son gran cosa, pero he de reconocer que la novela se lee rápido y además, por momentos, impresiona la sensibilidad de aquellos que andamos fuera de las Españas. Pero conociendo a Monterroso, lo importante es el tratamiento que la historia hace del sentido del honor del personaje. A ese respecto la novela me ha llegado al corazón. Ojalá mi pasta fuera la de este individuo pequeño, pendenciero, buen amigo y mejor hombre. Como Monterroso, aunque este mide algo más de metro noventa.
Lo demás no tiene mayor importancia… En cualquier caso Gracias, Juan Antonio.