Hoy es un día muy importante para España y
para los españoles de todas las Españas. Nuestra historia está salpicada de
episodios difíciles, de esos que perforan las entrañas y desgarran el corazón.
Nuestro país ha crecido entre guerras intestinas, de sucesión y dinásticas,
económicas –siempre que los griegos, fenicios, romanos, cartagineses, vándalos,
alanos, árabes –de cualquier etnia o franquicia islámica-, franchutes,
ingleses, holandeses o cualquier otro tahúr del Misisipí de turno han querido
tomar por asalto las fuentes de aprovisionamiento de nuestra tierra pobre de
familia, fronterizas –ya fuera con los hermanos portugueses (que siempre
prefirieron al inglés que al de al lado, más bajitos, mucho menos glamorosos y
un poco estúpidos al pensar que las chicas portuguesas tienen bigote y pelos en
las piernas –completamente falso, se los juro-), los franchutes (que no son muy
diferentes a nosotros, salvo por el hecho que son un poquito más altos y feos y
le pusieron mejor nombre al guiso de caracoles, a los quesos o al vino que
preparan con uvas de cepas idénticas a las de las áridas planicies peninsulares,
pero envejecen en barriles de roble mejor cuidado), o cualquier de los países que
disputaron los territorios que nosotros también disputábamos, etc, etc, y no
extiendo más el argumento histórico ni mi cultivada erudición al respecto…
En todos esos episodios España se ha ido conformando
de una u otra forma. Hoy 27S hay elecciones en Cataluña y en ellas los
catalanes llamados a las urnas –algo más de cinco millones y medio- deciden no
solo su futuro político directo sino el de España toda. Sin opinar hoy sobre lo
que me parece el señor Mas y su banda –por no tocar los huevos me refiero a sus
comilitones de partido- o sobre el impacto que la segregación de Cataluña de
España traería –personas mucho más preparadas que yo lo han hecho sobradamente-,
sí expreso mi deseo de que mañana 28S España se despierte íntegra y con la
certeza de saber que es necesario hacer reformas constitucionales importantes que
eviten un futuro sin Cataluña en el Estado. Eso es mucho mejor que la
segregación de los catalanes del resto de los españoles, ya que ellos, a fin de cuentas, son como yo, o como tú…
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