No es que Perdiendo el Norte se merezca
muchas líneas… Nacho G. Velilla firma una comedia romántica simpática, de esas
que te hacen pasar un buen rato y ya está. No es que el reparto tenga una
interpretación antológica, por mucho que la belleza a ratos candorosa, a ratos seductora, y en contados instantes arrebatadora, de Blanca
Suarez -que no acaba de creerse que por fin esté rodando películas y no series de televisión- se vea correctamente contrastada por el chico blandito de turno Yon Gonzalez, por mucho que Julián
Lopez y Javier Cámara –me encantó en La Vida Inesperada a la que le dedicaré oportunamente
un ratito- hagan de secundarios de lujo y por mucho que Pepe Sacristán
interprete un cuasi cameo en recuerdo de Vente a Alemania Pepe…
Lo realmente excepcional de esta película es
una joya que aparece al final, mientras los títulos, un bolero increíble: Berlin
Rozalen… Va por ti…
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