La tremenda noticia que me ronda la cabeza ha sido la del
caso de la niña rusa a la que su madre también rusa prostituía por alcohol y tabaco
en Almería… Tantas veces la realidad a la ficción que no debiera sorprenderme
que estas cosas sucedan.
El pasado fin de semana concluí la lectura de Soles Negros,
la última novela en la que Ignacio del Valle retoma la figura de Arturo
Andrade. La leí de una sentada, sin ser capaz de levantarme del sofá, apurando
la luz de la sala mientras que por el ventanal dejó de escurrirse el último
halito de claridad necesaria para enfocar mis cansados ojos. Cuenta una
historia de miseria y podredumbre moral en los primeros años de la posguerra.
Andrade ha recorrido un largo camino desde que lo hallé dentro del Arte de
Matar Dragones, siendo joven ha envejecido y se ha transformado, casi ha
perdido cualquier rastro de piedad o compasión por sus congéneres, ya no quiere
salvarse del naufragio y hace lo mínimo por sobrevivir, sólo un viejo compañero
de armas, Manolete, con alma más ligera de pesos, menos complejo, pero también
con menos lastre moral, lo mantiene pegado a la tierra y lo redime por
instantes de caer en la sima de la descomposición. Esta vez me ha costado
mantener un mínimo de simpatía por el personaje, era lógico que ocurriera, es
casi imposible mantenerse incólume ante tanta podredumbre, pero tenía la
esperanza de que se sobrepusiera a ella porque le atribuía al soldado un
carácter capaz de superar cualquier situación. No ha sido así, el autor ha
decidido no redimirlo de esta y el ser humano sale mal parado, ha perdido casi
todos los valores, apenas mantiene cierta dignidad ante el colega, el apoyo a
Mencía, la esposa del guerrillero huido al monte con el maquis, la promesa que le mantiene al preso
anarquista que trabaja en la sierra, pero poco más…
Es una gran novela, nada complaciente, vibrante y real, como
la vida misma, en la que el personaje nos arrastra a una realidad que supera a
la ficción, como la vida de esa ya no tan niña de trece años, que en Almería,
delante de todos, de la policía incluso, se prostituía para su madre no tan
madre, por alcohol y tabaco…
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