SINOPSIS



Esta nueva entrega de la saga protagonizada por Ginés Pintado nos introduce en una historia de venganza y corrupción. Elena Carrión –la particular Moriarty de Ginés- hace de nuevo irrupción en escena para desquitarse de su obligada salida de escena en la novela anterior.

Pintado persigue el rastro de su ex mujer desaparecida en Buenos Aires, por Argentina, Bolivia y Perú. Lo inesperado se hace presente cuando la Organización que dirige el magnate Ricardo Sanmartín le obliga a planear un atentado contra un viejo amigo y colega, ahora Ministro del Gobierno argentino.

Una trama ambientada en la Latinoamérica gobernada por las grandes fortunas en la que dos siglos después las familias patricias que protagonizaron la independencia de la metrópolis siguen ostentando el poder. Ahora no sólo ejercen el dominio político y económico, más allá de la corrupción, son los señores del tráfico de drogas y la trata de blancas, con las que se complementan los ingresos de las corporaciones familiares.

La sombra del Cisne Negro es una historia donde la maldad destila la suficiencia del poder y donde la razón no es arma bastante para limitar el daño que aquella produce. Una historia en la que el amor ha dejado su sitio a la soledad permanente del héroe.


lunes, 2 de julio de 2012

ALVARO, COMO JUAN, RICARDO, COMO VICENTE. EJEMPLOS EN LA VICTORIA.



Ayer la Selección española inscribió de nuevo su nombre en la historia. Durante la celebración en los vestuarios pude ver –naturalmente por televisión- a Álvaro, el hijo de Vicente del Bosque. Álvaro, como Juan, es otro de esos hombres con capacidades diferentes, seres tocados de forma distinta por la naturaleza divina de lo Humano, espejos de todo aquello que somos incapaces de ver sólo a la luz de los hechos banales.
Todos -cais todos, al menos los cabales- nos sentimos orgullosos de los jugadores y del seleccionador. Y yo me siento orgulloso doblemente, porque tengo el privilegio de saber –aunque sea de lejos- la enorme capacidad que encierra una persona capaz de hacer las cosas de forma extraordinaria. Conozco –como se conocen las cosas que uno aprende en los libros y luego experimenta en la vida- las horas de desvelos que hay detrás  de un logro de estas características.
Media España, la que no estaba en las verbenas que se montaron por todo el territorio para celebrar la victoria, pudo ver la enorme sonrisa de Álvaro, la lucidez de los abrazos que daba y el cariño de los que recibía de los jugadores. Y mientras un hombre –humilde como he visto pocos, con una sonrisa grande como una luna, con una mirada franca, la de los hombres de mérito- se paseaba entre todos, algo apartado para no quitar protagonismo.
Y mientras, yo, me acordaba de mi amigo Ricardo, el padre de Juan, castellano seco, de un pueblo de Zamora, tierra de vino y queso, y de su casta prodigiosa. Él hubiera hecho lo mismo. Lo sé porque le he visto hacer lo mismo decenas de veces. Sonreír con la mirada de un hombre tranquilo que hace lo que tiene que hacer mientras aprieta los dientes y deja de lado otros sueños, porque sabe cual es el importante.
Gracias Ricardo, por tu ejemplo. La victoria de la Roja, es apenas un esbozo de cada victoria que llevas trabajando los últimos catorce años…   

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