SINOPSIS



Esta nueva entrega de la saga protagonizada por Ginés Pintado nos introduce en una historia de venganza y corrupción. Elena Carrión –la particular Moriarty de Ginés- hace de nuevo irrupción en escena para desquitarse de su obligada salida de escena en la novela anterior.

Pintado persigue el rastro de su ex mujer desaparecida en Buenos Aires, por Argentina, Bolivia y Perú. Lo inesperado se hace presente cuando la Organización que dirige el magnate Ricardo Sanmartín le obliga a planear un atentado contra un viejo amigo y colega, ahora Ministro del Gobierno argentino.

Una trama ambientada en la Latinoamérica gobernada por las grandes fortunas en la que dos siglos después las familias patricias que protagonizaron la independencia de la metrópolis siguen ostentando el poder. Ahora no sólo ejercen el dominio político y económico, más allá de la corrupción, son los señores del tráfico de drogas y la trata de blancas, con las que se complementan los ingresos de las corporaciones familiares.

La sombra del Cisne Negro es una historia donde la maldad destila la suficiencia del poder y donde la razón no es arma bastante para limitar el daño que aquella produce. Una historia en la que el amor ha dejado su sitio a la soledad permanente del héroe.


lunes, 20 de agosto de 2012

GARZON, CORREA Y ASSANGE. La atracción de los medios y la facilidad para meterse en camisas de once varas.

Cuando propongo una trama suelo incorporar algo de irreverencia en la lógica de los acontecimientos, primero porque engancha y segundo porque es mi personal contribución a los universos paralelos que nos rodean. Aunque sólo sea de forma modesta. Hubiera resultado provocador reunir a los tres personajes en una misma trama, sin embargo la realidad ha resultado ser aún más transgresora que la imaginación de un servidor.
Mi paisano Garzón, somos de cercanas tierras natales, ha conseguido sorprenderme al tomar bajo su responsabilidad la defensa del ciudadano Assange, posiblemente haciendo gala de la simpatía que los une al estar él mismo acusado de prevaricación y suspendido cautelarmente de sus funciones por el Tribunal Supremo. El rubio australiano, a lo que se ve, ha conseguido despertar el ansia proteccionista del magistrado al ser asediado por las diabólicas huestes de las potencias capitalistas, que lo ha obligado a acantonarse tras los muros de la neutral embajada del Ecuador en Londres. Y por supuesto unidos a ellos por el destino proceloso está el ínclito Correa, democrático dictador del cálido país latinoamericano, haciendo gala una vez más de la encendida defensa de las libertades desde las repúblicas bolivarianas. No me extrañaría que en los próximos días el Comandante tome cartas en el asunto acompañado frente a las cámaras del antaño actor –magnífico, que todo hay que decirlo- y ahora activista Sean Penn.
Por buscar extraños compañeros de cama no me extrañaría nada que el mismo Guy Ritchie -relacionado como saben con Penn vía recalo carnal en el puerto de Madonna- haga acto de aparición el día menos pensado, haciendo que de esta forma Garzón pudiera aparecer en la esperada Rockanrolla 2 que tanto tiempo llevamos esperando los amantes del género.
Llevado de la imaginación soflamada ya puedo ver a Sánchez Gordillo a la puerta de la embajada vociferando consignas acompañado de un nutrido grupo de activistas del SAT, si es que consiguen asaltar uno de los aviones de la controvertida RYANAIR que hacen escala en la tórrida Sevilla… No quiero dar ideas pero igual se presenta al casting de un próximo Robin Hood -el achaparrado, digo yo-. Quizás se les una hasta el propio Rubalcaba, necesitado como está de votos para las elecciones del 2015.
Me llama mi querido y admirado George Clonney -hemos salido juntos un par de veces, aunque él levanta más personal- y me confirma que ha desestimado incluir a Garzón entre el elenco que dará vida a su próxima película, porque desconfía de la capacidad interpretativa del histrión jiennense a quien ve más cercano a Al Pacino que a él mismo.
Y que conste… no desestimo unirme yo mismo al cotarro porque la trama promete.
PS: Observen que en ningún momento me he pronunciado sobre la inocencia del de WikiLeaks… Por razones obvias.

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