SINOPSIS



Esta nueva entrega de la saga protagonizada por Ginés Pintado nos introduce en una historia de venganza y corrupción. Elena Carrión –la particular Moriarty de Ginés- hace de nuevo irrupción en escena para desquitarse de su obligada salida de escena en la novela anterior.

Pintado persigue el rastro de su ex mujer desaparecida en Buenos Aires, por Argentina, Bolivia y Perú. Lo inesperado se hace presente cuando la Organización que dirige el magnate Ricardo Sanmartín le obliga a planear un atentado contra un viejo amigo y colega, ahora Ministro del Gobierno argentino.

Una trama ambientada en la Latinoamérica gobernada por las grandes fortunas en la que dos siglos después las familias patricias que protagonizaron la independencia de la metrópolis siguen ostentando el poder. Ahora no sólo ejercen el dominio político y económico, más allá de la corrupción, son los señores del tráfico de drogas y la trata de blancas, con las que se complementan los ingresos de las corporaciones familiares.

La sombra del Cisne Negro es una historia donde la maldad destila la suficiencia del poder y donde la razón no es arma bastante para limitar el daño que aquella produce. Una historia en la que el amor ha dejado su sitio a la soledad permanente del héroe.


lunes, 11 de junio de 2012

ERES DIFERENTE


Cruzaba el domingo el túnel de Guadarrama y mientras en la radio –RNE Radio 1- sonaba esta canción de los Cinco Latinos.
Mi  hija Laura la tarareaba en el asiento de atrás, mientras Madrid venía a nuestro encuentro, como teletransportada en el tiempo a través de la boca del túnel, luminosa e hiriente, como una saeta.
A mi memoria vinieron recuerdos de mi niñez en el patio de la casa de Linares en que nací, cuando todos los vecinos del inmueble festejaban cualquier cosa, en una España al inicio del desarrollo. Eramos en aquel entonces el país de Seat 600 y sangría, de quinielas cerradas en sábado por la tarde, televisión en blanco y negro, con una sola cadena en los pueblos como el mío, del partido televisado del Real Madrid de baloncesto desde el Vista Alegre –canasta del rubio Brabender desde la esquina-. Un país en el que los niños jugábamos en la calle, en camiseta, a policías y ladrones y al escondite, a pedradas, o jugando a la pelota hasta que esta impactaba sin control en la puerta de algún vecino.
Y me acordé del Chencho, del Pedrín, del Manolín, y de tantos otros cuyos nombres he olvidado…
Quizás por eso España Es Diferente… Porque a pesar de las dificultades, todavía la gente es capaz –a pesar de esta puñetera crisis-, debe ser capaz, de vivir…
Y Quizás por eso no acabo de entender el sentimiento cainita instalado en nuestros dirigentes, empeñados antes en vituperar al adversario propio, que en derrotar al enemigo común: El Desencanto…

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