SINOPSIS



Esta nueva entrega de la saga protagonizada por Ginés Pintado nos introduce en una historia de venganza y corrupción. Elena Carrión –la particular Moriarty de Ginés- hace de nuevo irrupción en escena para desquitarse de su obligada salida de escena en la novela anterior.

Pintado persigue el rastro de su ex mujer desaparecida en Buenos Aires, por Argentina, Bolivia y Perú. Lo inesperado se hace presente cuando la Organización que dirige el magnate Ricardo Sanmartín le obliga a planear un atentado contra un viejo amigo y colega, ahora Ministro del Gobierno argentino.

Una trama ambientada en la Latinoamérica gobernada por las grandes fortunas en la que dos siglos después las familias patricias que protagonizaron la independencia de la metrópolis siguen ostentando el poder. Ahora no sólo ejercen el dominio político y económico, más allá de la corrupción, son los señores del tráfico de drogas y la trata de blancas, con las que se complementan los ingresos de las corporaciones familiares.

La sombra del Cisne Negro es una historia donde la maldad destila la suficiencia del poder y donde la razón no es arma bastante para limitar el daño que aquella produce. Una historia en la que el amor ha dejado su sitio a la soledad permanente del héroe.


sábado, 19 de septiembre de 2015

LA MIRADA DE LOS DEMAS


No nos conocemos tanto como creemos, a veces para saber realmente como somos tenemos que acudir a los ojos de terceros…
Y aun así nos queda saber lo que ven ellos. Casi nunca lo sabremos porque difícilmente se abrirán a nosotros, raramente nos contarán lo que ven y eso contando con que se hayan hecho una composición coherente y aplicable de nuestra realidad como humanos, la más irreal de las realidades físicas del universo por tratarse de una quantum cambiante en la línea temporal que marca nuestra percepción de lo que es y deja de serlo.
No es que de pronto me haya hecho filósofo. Ayer me invitaron a cenar a casa de unos amigos y en la sobremesa, como tema de conversación, salió la reciente ruptura sentimental de un compañero. No tenía mucho interés en atender, yo mismo me encuentro ahora lidiando con una situación parecida –qué barbaridad nunca una situación así es parecida a nada-. Bastante tengo con lo mío, como para inmiscuirme en la vida de los otros. De pronto me vi inmerso en una realidad paralela que nunca busqué, la interpretación de los motivos de la decisión de mi amigo aliñado con las circunstancias del desenlace –me refiero naturalmente a la información sobre la susodicha causante del evento, como siempre prejuzgadamente perversa y malvada-. No es que mis amigos fueran desconsiderados –no lo fueron, para todos apenas sería una noticia del telediario, salvo por el hecho de que le afecta a alguien próximo a quien conoces y ¿quieres?- y de la misma manera que entendí el sentimiento de pena por la pérdida de una pareja establecida –tan bien que se les veía juntos, era el clamor popular- me resultó sorprendente que metieran en el ajo –a mí en particular- a quien no ha tenido nada que ver en el entuerto, y mucho menos en las decisiones de otros, por el sólo hecho de resultar sospechoso de compartir tiempo y situación con el afectado. Fue entonces cuando, copa de whisky de por medio, me dio por pensar en cómo me verían ellos a mí, algo que nunca me preocupó lo más mínimo –para decirlo educadamente, ni un huevo- y de pronto me vi con la mirada de los otros…
Lo que vi y entendí se lo contaré a Pintado, y quizás éste reflexione con La Rusa sobre el tema, a fin de cuentas tengo que buscar diálogos creíbles entre ellos dos.

Que el dios bueno acoja en su seno a la pareja perdida y otorgue sus bendiciones a la encontrada, recreando la realidad del universo y afirmando el primer principio que aplica a todo quisqui: nada se crea o se destruye, pero se transforma… La Mirada de los demás.    

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