SINOPSIS



Esta nueva entrega de la saga protagonizada por Ginés Pintado nos introduce en una historia de venganza y corrupción. Elena Carrión –la particular Moriarty de Ginés- hace de nuevo irrupción en escena para desquitarse de su obligada salida de escena en la novela anterior.

Pintado persigue el rastro de su ex mujer desaparecida en Buenos Aires, por Argentina, Bolivia y Perú. Lo inesperado se hace presente cuando la Organización que dirige el magnate Ricardo Sanmartín le obliga a planear un atentado contra un viejo amigo y colega, ahora Ministro del Gobierno argentino.

Una trama ambientada en la Latinoamérica gobernada por las grandes fortunas en la que dos siglos después las familias patricias que protagonizaron la independencia de la metrópolis siguen ostentando el poder. Ahora no sólo ejercen el dominio político y económico, más allá de la corrupción, son los señores del tráfico de drogas y la trata de blancas, con las que se complementan los ingresos de las corporaciones familiares.

La sombra del Cisne Negro es una historia donde la maldad destila la suficiencia del poder y donde la razón no es arma bastante para limitar el daño que aquella produce. Una historia en la que el amor ha dejado su sitio a la soledad permanente del héroe.


miércoles, 26 de septiembre de 2012

EL BORRÓN DEL ESCRIBANO. HOLMES&WATSON. MADRID DAYS.


Me gusta Garci. Admiro su amor y dedicación a lo cinematográfico. Me parece un Director con mayúsculas, reconozco el tono personal de sus obras, su impronta propia.
Algunas de ellas me han inspirado escenas y frases, como el caso del Crack; otras me resultaron tiernas, El Abuelo o Historia de un Beso; otras me parecieron sorprendentes como Luz de Domingo.
La semana del estreno leí, estando fuera de España, las críticas de su última película. La mayoría eran demoledoras, no les hice caso: entendía que la visión personal de Garci no gusta a muchos y, además, es posible que su cine esté un poco demodé. Por eso tan pronto estuve de vuelta en casa miré la cartelera madrileña y ayer noche vi la película.
La sala era pequeña y la pantalla más. Dos semanas después del estreno la cinta ha quedado relegada a la contemplación de una minoría, el público superaba en media la edad de cualquier residencia geriátrica, sólo yo bajaba la media. Por poco.
Aparté las miasmas que procedían del señor que a mi espalda tosía como un condenado y espanté con las manos el persistente aroma a perfume rancio de la señora que lo acompañaba.
Cuento esto para que entiendan que realmente quería estar allí y hacer honor a la obra del madrileño.
El argumento prometía: Holmes y Watson en el Madrid de final del XIX tras la pista de Jack el Destripador. Que salieran Gallardón o Fulgencio Arias, entre otros, en cameos distinguidos, quedaba fuera de mi curiosidad. Estaba allí para disfrutar de la visión del Madrid de Garci y de dos de mis personajes favoritos de todos los tiempos.
Apenas un par de minutos después, tras el inicio de la cinta, empecé a pensar que igual las críticas esta vez eran certeras. A los diez minutos estaba absolutamente convencido de ello; a los veinte miraba el reloj porque parecía que el tiempo se había detenido; a los treinta me había dado cuenta de que a Garci se le debía haber ido la pinza en algún momento del rodaje.
En resumen: ni los diálogos, ni los personajes, ni las interpretaciones –no entiendo el porqué de la belleza racialmente andaluza de Belén López (bellísssima) interpretando a Irene Adler, una joven de New Jersey-, ni siquiera la ambientación –aspecto este tradicionalmente cuidado por el director, por ejemplo la utilización reiterada de las escenas de enlace o los carteles de las estaciones de Madrid Delicias y Madrid Goya-. Nada de nada. Cabe preguntarse cómo se hizo el casting. Y cuándo. Casi ningún personaje encaja (a ratos José Luis García Pérez -Watson- y Carlos Hipólito -Galdós-).
Salvaré la BSO de Pablo Cervantes y a ratos la fotografía de Javier Palacios. 
Aguanté estoicamente las dos horas y once minutos, hasta que encendieron las luces de la sala. No describiré los rostros del personal. Está de más…
A pesar de todo me gusta Garci y esperaré a su próxima película. Porque a fin de cuentas el mejor escribano echa un borrón…

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