SINOPSIS



Esta nueva entrega de la saga protagonizada por Ginés Pintado nos introduce en una historia de venganza y corrupción. Elena Carrión –la particular Moriarty de Ginés- hace de nuevo irrupción en escena para desquitarse de su obligada salida de escena en la novela anterior.

Pintado persigue el rastro de su ex mujer desaparecida en Buenos Aires, por Argentina, Bolivia y Perú. Lo inesperado se hace presente cuando la Organización que dirige el magnate Ricardo Sanmartín le obliga a planear un atentado contra un viejo amigo y colega, ahora Ministro del Gobierno argentino.

Una trama ambientada en la Latinoamérica gobernada por las grandes fortunas en la que dos siglos después las familias patricias que protagonizaron la independencia de la metrópolis siguen ostentando el poder. Ahora no sólo ejercen el dominio político y económico, más allá de la corrupción, son los señores del tráfico de drogas y la trata de blancas, con las que se complementan los ingresos de las corporaciones familiares.

La sombra del Cisne Negro es una historia donde la maldad destila la suficiencia del poder y donde la razón no es arma bastante para limitar el daño que aquella produce. Una historia en la que el amor ha dejado su sitio a la soledad permanente del héroe.


jueves, 27 de septiembre de 2012

LA APARENTE INDIFERENCIA DE MARIANO


Ayer me fui a tomar una copa con Pintado. La noche era fría, impropia de Septiembre. Las farolas estaban apagadas, caminamos en la penumbra, sólo la luna iluminaba nuestros pasos.
Me llevé a Tim, hacía semanas que no paseábamos juntos, y mi labrador es muy sensible a eso, tanto que últimamente anda visiblemente cabreado conmigo –todo lo cabreado que un labrador es capaz de estar, imagínense-.
Detuvimos nuestra charla atrasada delante del pub irlandés del barrio -¿se han fijado que en esta parte de España hay un pub irlandés casi a la vuelta de cada esquina, casi tantos como bares?- y entramos. Tim quedó fuera, sentado, esperándonos pacientemente.
Los parroquianos que quedaban andaban a lo suyo, básicamente trasegando gin tonics y algunos, cerveza. Nos miramos para dilucidar en silencio si una mesa o la barra. Escogimos mesa, la barra estaba ocupada por un trio de evas en edad de merecer pero sin ninguna gana de hacerlo. La menos joven me miró con disgusto. Pintado tuvo más éxito, como siempre, sin embargo yo ya me había sentado de espaldas al grupo castigándolas con mi indiferencia de hombre sobrado.
Desde donde estábamos se podía ver un monitor de 42 pulgadas colgado del techo. Las imágenes sin sonido eran las de una tertulia noctámbula que debían estar discutiendo sobre la situación patria. Nos trajeron las copas, whysky de malta sin hielo para Pintado, pinta de cerveza para mí. Se podía mantener la conversación. La triada asesina apenas mascullaba algo ininteligible entre ellas, reían nerviosa y suavemente, miraban alrededor sin ver, muy educadas y contenidas. La más joven tenía piernas bonitas, me dijo Pintado. No le hice caso, yo contemplaba absorto en el televisor un caleidoscopio de escenas, como las de los documentales de historia: los tertulianos debatían con pasión encendida y sus imágenes se enlazaban con flashes de Rajoy, Gallardón, Mas el Libertador, de los manifestantes del 25S, gráficos del IBEX, recuadros de cifras, comparecencia de Montoro –que cada vez más me recuerda al profesor de FEN (Formación del espíritu nacional) de mi juventud linarense-, Griñán, Bretón y Chávez (No sé si me he equivocado poniéndolos como terna, creo que no, los tres están en Andalucía)…
Sobre todo se impuso la imagen impasible de Mariano. La Aparente Indiferencia de quien está por encima del bien y del mal. No me cae mal este hombre, aunque nunca me haya gustado. Somos bien diferentes, toda su calma contrasta con la pasión con la que normalmente vivo mi día a día, y eso marca mi opinión hacía él. No me gusta, pero entiendo la enorme carga que tiene sobre sus hombros y por ello le respeto. Me alegra que alguien mantenga la calma en este maremágnum, pero no quisiera que eso devengue en indiferencia.
Mi respetado Mariano, por favor, no permanezca impasible ante lo que nos está ocurriendo, y si quiere, véngase una noche de copas con Pintado y conmigo. Le llevaré a ese pub de mi barrio y le mostraré –porque seguro que estará repitiéndose- lo que está sucediendo en este momento con España. Don Mariano: es como los documentales en blanco y negro de España siglo XX, como los de la primera, o los de la segunda guerra mundial. Ocurre que nuestro presente se está convirtiendo en Historia delante de nuestros ojos, y cuando eso pasa no podemos aparentar indiferencia, la misma con la que contemplamos los hechos del pasado.
Está ocurriendo ahora, delante de nuestros ojos…

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