SINOPSIS



Esta nueva entrega de la saga protagonizada por Ginés Pintado nos introduce en una historia de venganza y corrupción. Elena Carrión –la particular Moriarty de Ginés- hace de nuevo irrupción en escena para desquitarse de su obligada salida de escena en la novela anterior.

Pintado persigue el rastro de su ex mujer desaparecida en Buenos Aires, por Argentina, Bolivia y Perú. Lo inesperado se hace presente cuando la Organización que dirige el magnate Ricardo Sanmartín le obliga a planear un atentado contra un viejo amigo y colega, ahora Ministro del Gobierno argentino.

Una trama ambientada en la Latinoamérica gobernada por las grandes fortunas en la que dos siglos después las familias patricias que protagonizaron la independencia de la metrópolis siguen ostentando el poder. Ahora no sólo ejercen el dominio político y económico, más allá de la corrupción, son los señores del tráfico de drogas y la trata de blancas, con las que se complementan los ingresos de las corporaciones familiares.

La sombra del Cisne Negro es una historia donde la maldad destila la suficiencia del poder y donde la razón no es arma bastante para limitar el daño que aquella produce. Una historia en la que el amor ha dejado su sitio a la soledad permanente del héroe.


lunes, 10 de septiembre de 2012

OTRO DEBATE MANIQUEO. VICIOS PRIVADOS, VIRTUDES PÚBLICAS.

En 1705, Bernard de Mandeville publicó un poema bajo el título de The Grumbling Hive, or Knaves Turn'd Honest (La colmena refunfuñona, o los bribones se ponen honrados), que más tarde fue publicado de nuevo como parte integral de Fable of the Bees: or, Private Vices, Publick Benefits (La fábula de las abejas: o, vicios privados, públicos beneficios).
Antes Catón había dicho: “Habemus luxuriam at avaritiam, públice egestatem, privatim opulentiam"("Estamos poseídos del lujo y de la avaricia, en publico la pobreza, la opulencia en privado")
No está mal como muestra de erudición, cada día más a mano de la Internet bendita. Sin embargo surge el título de una breve reflexión sobre la situación de la concejala Olvido Hormigos –de profesión, parece que, maestra (asignatura inglés, y hago énfasis en el acento)-, asunto estelar en la prensa de nuestro país la semana pasada.
No me uniré a la cohorte de personajes, personajillos, políticos y politiquillos que dedicaron su tiempo a lanzar mensajes, bien de apoyo, bien de rechazo, casi por igual.
Ni me uno a la Valenciano, por cierto vomitivamente desmemoriada y omnipresente, ni a Esperanza Aguirre, apoyando, ni a cualquiera de los hijos de vecino que la han vituperado por haberse difundido en la red imágenes de la concejala en plena acción masturbatoria.
Tampoco opinaré sobre el video en sí, tampoco será para tanto.
Sobre lo que sí opinaré es sobre la indecente cadena de interpretaciones que la protagonista y su entorno han hecho del asunto. Y opinaré porque se ha hecho en público. En mi humilde opinión hubiera bastado con salir del paso sin hacer mención alguna del sucedido, una vez ocurrido lo inevitable. De esta forma no hubiera importado a nadie.
Pero no, una vez trascendió el video, los protagonistas se han enfangado en una red de mentiras, desmentidos, acusaciones y explicaciones que resultan indecentes e inadmisibles en boca de servidores públicos.
Lo grave no es masturbarse, ni hacer uso de la imagen propia para calentar al personal, al amante, al marido, o a cualquier hijo de vecino, eso entra en el ámbito de lo privado. Lo grave es iniciar una cadena de acusaciones públicas y manipular –ante los medios-, desmentido va, desmentido viene, los hechos en defensa del honor herido, lo cual entra en el ámbito de lo público.
Un conocido me dijo un día que no hay nada peor que exponer la falsa dignidad herida, como en este caso, y vive Dios que así resulta…
Dicho lo anterior, recomiendo encarecidamente a la onanista y compulsiva concejala que renuncie a la cosa pública y enfoque sus ardores a lo privado, donde téngalo por seguro no ha de importarle a nadie los negocios entre su dedo y las partes bajas, a cualquier hora del día y de la noche, y sea quien sea el destinatario.
Lo siento por su entorno privado, que no debe estar pasándoselo bien, pero así son las cosas de lo público… Ya que como decía Cicerón “Corrupti mores depravatique sunt admiratione divitiarum" ("A causa de la admiración de las riquezas se han corrompido y depravado las costumbres") Y a riesgo de que se me tache de mal pensado, algo me dice que no tardaremos en ver la imagen de la susodicha en la portada de Interviú... Tiempo, al tiempo... Y que conste, la chica es guapa y además... estará en su derecho.

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