SINOPSIS



Esta nueva entrega de la saga protagonizada por Ginés Pintado nos introduce en una historia de venganza y corrupción. Elena Carrión –la particular Moriarty de Ginés- hace de nuevo irrupción en escena para desquitarse de su obligada salida de escena en la novela anterior.

Pintado persigue el rastro de su ex mujer desaparecida en Buenos Aires, por Argentina, Bolivia y Perú. Lo inesperado se hace presente cuando la Organización que dirige el magnate Ricardo Sanmartín le obliga a planear un atentado contra un viejo amigo y colega, ahora Ministro del Gobierno argentino.

Una trama ambientada en la Latinoamérica gobernada por las grandes fortunas en la que dos siglos después las familias patricias que protagonizaron la independencia de la metrópolis siguen ostentando el poder. Ahora no sólo ejercen el dominio político y económico, más allá de la corrupción, son los señores del tráfico de drogas y la trata de blancas, con las que se complementan los ingresos de las corporaciones familiares.

La sombra del Cisne Negro es una historia donde la maldad destila la suficiencia del poder y donde la razón no es arma bastante para limitar el daño que aquella produce. Una historia en la que el amor ha dejado su sitio a la soledad permanente del héroe.


lunes, 2 de abril de 2012

CÓMO EMPEZO TODO

PROLOGO

Durante los tres años que pasé fuera de España Pintado se mantuvo en silencio. Ni tan siquiera dio señales de vida cuando publiqué el relato de sus andanzas en mi primera novela -LA CERTEZA DE PERSEO-. Pareciera que nada le importara, ajeno al devenir de las cosas, invisible. Tan pronto llegué Intenté contactar con él, sin éxito.
Un buen día, hace apenas unos meses, todo cambió. Recibí un mensaje suyo, un sms corto en el que me indicaba que necesitaba verme. Nos citamos en una cafetería de Madrid, me advirtió que fuera solo.
Cuando llegué me estaba esperando en una mesa. Apartado en un rincón, parecía esconderse del resto de los mortales. Algo en su aspecto había cambiado, ya no era el hombre altivo que había conocido años antes. Se había cortado el pelo casi al ras y tenía una barba corta y cuidada. Su rostro lucía un bronceado salvaje de esos que sólo se adquieren viviendo al aire libre, como si cada noche curtiera su piel en sal marina. Aunque su mirada seguía siendo la misma, clara y lúcida, sin embargo ahora había algo que nunca antes vi en él, una melancolía profunda y trágica, la de un hombre que ha desafiado el abismo, algo que contrastaba con la firme y desafiante que recordaba.
Me estrechó la mano con fuerza y yo me senté frente a él. Entonces  noté que le faltaban un par de falanges de los dedos de la mano izquierda. Se dio cuenta y como si le diera vergüenza la retiró debajo de la mesa. Y entonces me contó lo que de alguna manera he intentado trasladar en esta segunda novela, una en lo que lo improbable acabó materializándose para cambiar el curso de su vida…
He comprobado los hechos que me narró y he visitado los lugares donde sucedieron. He alterado los nombres e incorporado algún personaje para dar algo de colorido a la historia, pero todo lo que aquí se cuenta ha sucedido, de una u otra manera, o está por suceder… Si no rebusquen en las hemerotecas.
Pintado desapareció como llegó. Supongo que tarde o temprano volverá a dar señales de vida, aunque espero que me deje opción para continuar mi vida al margen de la suya…

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