SINOPSIS



Esta nueva entrega de la saga protagonizada por Ginés Pintado nos introduce en una historia de venganza y corrupción. Elena Carrión –la particular Moriarty de Ginés- hace de nuevo irrupción en escena para desquitarse de su obligada salida de escena en la novela anterior.

Pintado persigue el rastro de su ex mujer desaparecida en Buenos Aires, por Argentina, Bolivia y Perú. Lo inesperado se hace presente cuando la Organización que dirige el magnate Ricardo Sanmartín le obliga a planear un atentado contra un viejo amigo y colega, ahora Ministro del Gobierno argentino.

Una trama ambientada en la Latinoamérica gobernada por las grandes fortunas en la que dos siglos después las familias patricias que protagonizaron la independencia de la metrópolis siguen ostentando el poder. Ahora no sólo ejercen el dominio político y económico, más allá de la corrupción, son los señores del tráfico de drogas y la trata de blancas, con las que se complementan los ingresos de las corporaciones familiares.

La sombra del Cisne Negro es una historia donde la maldad destila la suficiencia del poder y donde la razón no es arma bastante para limitar el daño que aquella produce. Una historia en la que el amor ha dejado su sitio a la soledad permanente del héroe.


viernes, 18 de mayo de 2012

LA MARCA ESPAÑA



Es posible que para la inmensa mayoría de los españoles la marca España no signifique nada, apenas un invento de los políticos o el breve motivo de exhibición de algunos empresarios de postín como escusa de encuentros en la tercera fase.

Sin embargo no es así. La marca España tiene más de 500 años, una de las más longevas del catálogo mundial, tanto como la marca Francia, Inglaterra –por quedarnos en las europeas- o China y Japón entre las asiáticas. A pesar de los pesares para aquellos que no son capaces de distinguir la cama del dormitorio y este de la casa.

Para aquellos que hemos corrido la suerte de vivir fuera de la patria, España es algo más que un nombre que te hace encoger el corazón, o una bandera que hace que las lágrimas humedezcan los ojos una tarde de farra. Es algo más que el sitio que te vio nacer o donde seguramente te aventarán, es algo más que el lugar común de nuestros ancestros. Pero también es todo eso.

España atraviesa por malos momentos. Cada mañana las noticias son peores y la situación se torna más difícil. Clamamos por soluciones que no llegan, y que no llegarán porque no existe una receta mágica que haga desaparecer de un plumazo el mal que nos aqueja. España está enferma de desidia, de pérdida de valores, de desesperanza.

Usuarios de la marca, no vamos a encontrar un Gurú con la solución, ni Krugman –por muchas medallas y premios Nobel que haya ganado- ni la madre que lo parió. Aunque grazne el fin del Euro, una posibilidad real, pero que no debemos apoyar con el pánico.

Es hora de ponerse a laburar porque no tengo duda de que el camino de salida está más cerca de las tesis del ilustre Abadía que de aquellas de los agoreros que asaltan tenazmente cada mañana el bastión que guarda los últimos resquicios de esperanza.

El camino se recorre pasito a pasito. Es hora de dar el primero… El mío decir buenos días a los compañeros y sonreír mientras lo digo, no tocar los ahorros que ayer eran buenos y hoy deben servir para mantener la confianza en el sistema bancario, no comprometer fondos que no tengo, no valorar propiedades por encima de lo que me dice el mercado que valen, no mirar para otro lado si alguien comete una tropelía en la calle, pedirle a mis hijos esfuerzo y a mis colegas también, confiar en el valor de la compañía en la que trabajo, pagar el IVA de los servicios que contrato, pagar mis impuestos religiosamente, exigir de los políticos la responsabilidad que la confianza que deposité en ellos merece, mandar al carajo a la SGAE, no ver Telecinco, tampoco La Sexta…

Y sobre todo como decía Dickens en David Copperfield por boca del siempre endeudado señor Micawber: “Mi otro consejo, Copperfield”, dijo el señor Micawber, “ya lo conoces. Si ingresas veinte libras anuales y gastas diecinueve más seis chelines, el resultado es la felicidad. Si ingresas veinte libras y gastas veinte más seis peniques al año, la consecuencia es la miseria. Las flores se llenan de hongos, las hojas se marchitan, el sol desciende sobre esta horrorosa escena, y… en resumidas cuentas, te echas a perder para siempre, ¡como yo he hecho!”

Así muchos otros pequeños pasitos harán el camino.   

1 comentario:

  1. Y dar, cada vez, un paso más, y comprar unas zapatillas JoMa y no unas zapatillas gringas zurcidas vete tu a saber donde, y puestos a cambiar la encimera de la cocina, que sea de Roca y granito de porriño, y no de diseño y marmol italiano - que además de durar menos, se te pone cara de pardillo al decirlo.

    Es verdad que para los que estamos fuera, adonde nos llevaron la búsqueda de habichuelas, y los sueños y cantos de sirena de una vida exotica y aventurera, España es nuestra forma de ver la vida, los cuadritos de nuestro cuaderno, y como al mutilado, nos duele en la lejanía, aunque solo la veamos detrás de una pantalla, a un océano de distancia.

    Desde Little Big Horn, (o El Alamo, Stalingrado, Madrid, El Ebro, Filipinas, hasta el último hombre y la última bala pero con discreción y sin aspavientos, por favor), Gracias por cuidarnos la casa.

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